¿Qué tienen en común los pepinos, la mostaza, las almendras y la alfalfa? Aparentemente, muy poco. Sin embargo, hay una cosa que sí comparten: todos estos cultivos deben su existencia al servicio que prestan las abejas.
Estos pequeños insectos a rayas aportan algo más que dulce miel y picaduras dolorosas. Durante miles de años han operado entre bastidores, sin apenas obtener reconocimiento por su valiosa contribución a la producción de alimentos.
Estas abejas de todo tipo juegan un papel importante en la producción agrícola, forestal y en la regulación del clima. Actualmente, los servicios de polinización están mostrando una tendencia decreciente de todo el mundo, que tiene efectos directos sobre el rendimiento de los cultivos y la nutrición.
Los rendimientos de los cultivos disminuyen por diferentes circunstancias, desde los fenómenos meteorológicos -propiciados en buena medida por el cambio climático- hasta el uso -y abuso- de plaguicidas. Pero hay otro factor que por norma general pasa mucho más desapercibido y que guarda una relación directa con los anteriores: la reducción de los procesos de polinización por la progresiva desaparición de abejas, ya sean «melíferas» o de “vida libre”. Por tanto, deberíamos prestarle más atención a estos abejorros u otro tipo de insectos que también cumplen esta función.
En la actualidad, la Universidad de Burgos (UBU) participa en el proyecto europeo POLL-OLE-GI de la región Sudoe, que comprende la península ibérica y el sureste de Francia, cuyo objetivo es beneficiar al sector agrario abarcando al apícola, que se vería muy favorecido.
A continuación, señalamos cuatro factores importantes sobre las abejas:
Las abejas y otros insectos polinizadores mejoran hoy en día la producción de alimentos de 2 mil millones de pequeños agricultores en todo el mundo, ayudando a garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial.
Alimentos más ricos en micronutrientes -como frutas, hortalizas y semillas- dependen de la polinización.
Los polinizadores necesitan recursos adecuados para alimentarse, lugares con abundante polen y néctar de las flores.
La ausencia de un hábitat adecuado para las abejas y otros polinizadores podría conducir a una disminución continua de la polinización.